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¡Hola Emilio! ¿Cómo la vida? Al parecer, con indigestión, ojalá que puedas mejorar.

Podría llamar la atención que, aún cuando la información está, hay personas que se exponen a ser sancionadas. Y, si me llegan a sancionar a mi, será por desconocimiento. Gracias a ti, me entero de algunas cosas que voy leyendo a medida que las mencionas y, por otro lado, gracias al acompañamiento educacional de la Defensoría del Contribuyente. Pero por parte del SII, nada. Su ayuda es muy mala, al igual que la comunicación; te invitan a ser "PRO", pero ellos están lejos de ser PRO, teniendo los recursos. Por otro lado, hay modelos de gestión del cambio que permiten que las personas puedan transicionar desde no saber nada a ser activos en hacer bien las cosas, creo que el problema con la forma como se hace hoy, es que se cree que solo publicando extensos textos normativos, las personas ya están informadas. Y no, para que una mente haga propio el conocimiento, necesita un empuje emocional; una forma es primero generar conciencia sobre por qué es beneficioso estar en regla, luego, motivar a que las personas quieran cambiar y entonces, solo entonces, cuando están con esa disposición, pasarles la información. Si te interesa, el modelo se llama ADKAR.

Sobre la metáfora de la indigestión, creo que hay una diferencia importante. Gracias a cosas como Fonasa, puedes acudir a un gastroenterólogo, por tal vez un 10% de lo que cobra, no así a un contador o contadora. Ahora, extendiendo la metáfora, si el no contabilizarse a tiempo genera graves enfermedades, quizás crear un subsidio o ICOPRE (Institución de Contadores Previsionales) permita acudir a contadores al comenzar a emprender.

Tiempo atrás, trabajaba para una empresa, cuyo contador se arrancaba con la plata. No me pagaron el sueldo, los llevé a la Dirección del Trabajo, me pagaron y me fui con rabia. Un año después, vino el SII a decirme que la declaración de mis impuesto por trabajar estaba malo. Entonces, fui a preguntarles qué pasaba y me dijeron que la declaración que hizo la empresa estaba mala y tenía que yo ir a buscarlos para que arreglaran el problema. ¿Y por qué yo? Pensé. Una amiga contadora me dijo entonces: "Mira, si vas al SII anda en posición de humillado, tu cabeza agachada y pidiendo perdón, porque los funcionarios se creen dioses". Y tuve que ir a buscar a la empresa, que había quebrado y el dueño se escondió. ¡Tuve que ir a carabineros para dejar constancia de que los había ido a buscar! Parecía investigador privado tratando de resolver el problema, porque el SII ya me había amenazado de que si no lograba hacer que la empresa corrigiera su error, la multa la tendría que pagar yo. Al final, lo que el SII hizo fue tomar mi devolución como pago por el error de la empresa. Cuando acepté eso y me prestaba a alejarme del mesón de atención del SII, el funcionario me dijo: "Y agradece que no te multamos". Hoy sabemos, por el caso Hermosilla, que son corrompibles, así que todo puede pasar. Así, cuesta querer hacer las cosas bien.

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